martes, 10 de enero de 2012

Vidas cruzadas

Son momentos rápidos. Momentos fugaces. En ellos no te das cuenta de lo que vives. Hasta que la vida y sus giros te hacen mirar a aquel dia, a aquel momento. Y ahora, llega la revelación. Comprendes todo lo vivido. No te quedan fuerzas para vivir. Solo fuerzas para gritar.


Gritar que ahora lo entiendes, y que has sido demasiado idiota dejándolo estar. De tus entrañas solo sale miedo. Miedo a que nunca recuperes tus fuerzas, a que nunca te atrevas a gritar, a que ya sea demasiado tarde.

Pero ya es demasiado tarde para dejarlo estar. Solo queda ir hacia adelante. Pero te da igual. Porque a veces el único camino posible, es el único que te llevará a ser feliz. A vivir.

Buscas en el interior de tu mente la x que resuelva la ecuación. La de tu felicidad. Y descubres, que esa x, desde hace tiempo, tiene nombres y apellidos. Y sabes que es ella, quien ha sabido guiarte en la vida. Quien ha estado cuando nadie ha estado. Quien ha sido capaz de hacerte sonreir cuando nadie más lo era.

Y entiendes que tu felicidad depende de la suya. Porque quieres hacerla feliz. Porque necesitas hacerlo. Porque sin su sonrisa, la tuya no es posible.

Sigues viviendo, a pesar de la revelación. Sufres. Se escapa...Estiras el brazo, pero no consigues alcanzarla. Está demasiado lejos. Lloras.¿Por qué sufrir?Entonces piensas...

Quizás el sufrimiento sea el camino hacia la felicidad.